Qué ver en Jordania ¡SÚPER GUÍA!

Qué ver en Jordania

Jordania es un país mundialmente conocido por albergar la ciudad nabatea de Petra, una de las 7 maravillas del Mundo Moderno. Nadie negará que es increíble, pero hay muchas otras maravillas que ver en Jordania. Su pequeño territorio ofrece una magnífica combinación de lugares históricos y naturaleza.

He tenido la suerte de visitar el país como turista y como guía de viajes y me declaro un auténtico enamorado de Jordania. Pocos países pueden presumir de tener lugares tan impresionantes por kilómetro cuadrado.

En este artículo os voy a descubrir todos los tesoros que ver en Jordania para que volváis tan fascinados como yo. Y también encontrarás algunos descuentos para hacer tu viaje más económico.

🏆12 lugares imprescindibles que ver en Jordania

Os recomiendo dedicarle 10 días para disfrutar de todas sus maravillas y disfrutar del carácter afable de su gente. Y es que, los jordanos son sumamente simpáticos y acogedores, muy alejado de los fundamentalismos religiosos con que muchas veces se asocian los países musulmanes. Preparaos para descubrir los lugares más bonitos de Jordania.

Petra, el principal lugar que ver en Jordania

Pocas emociones se pueden comparar a la experimentada cuando se avanza por el cañón de acceso a Petra y asoma la fachada del Tesoro. Es una de las Siete Maravillas del Mundo Moderno y aunque no soy fan de este tipo de clasificaciones, he de reconocer que es un lugar que deja una huella indeleble.

Esta enigmática ciudad de más de 2700 años de antigüedad guardó celosamente sus secretos hasta que en el siglo XIX la descubrió el aventurero y arqueólogo suizo  Johann Ludwig Burckhardt.

A pesar de las arduas tareas de exploración de Petra, estiman que apenas está descubierto el 30% de la ciudad. Sabemos que Petra fue una importante ciudad entre los siglos VI a.C.-VI d.C. Estaba estratégicamente ubicada en las rutas de las especias de Oriente Medio.

Esto propició que llegase a tener una gran población y se extendió por varios kilómetros a la redonda. Por eso, conviene dedicarle más de una jornada para recorrer la mayoría de los lugares de interés.

Jerash, la joya romana que ver en Jordania

Jerash –o en español Gerasa- es una de las ciudades del Imperio Romano mejor conservadas. Sus orígenes se remontan a nada menos que la edad de Bronce (3200 a.C.), aunque fue durante el período romano cuando alcanzó su máximo esplendor.

Fue una población muy importante de la provincia romana de Siria y formó parte de la Decápolis, las ciudades que delimitaban el imperio romano por su parte oriental.

El recinto arqueológico de Jerash ocupa un área de 800.000 metros cuadrados para el que os recomiendo dedicarle al menos 3 horas. Os aseguro un viaje cronológico al Imperio Romano, con majestuosos templos, dos alucinantes teatros, calzadas romanas y otros magníficos monumentos en excelente estado de conservación.

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Castillos de Kerak y Shobak

Estas dos fortificaciones cumplían la función de controlar y asegurar las rutas comerciales desde el Mar Rojo, a lo largo de lo que se conoce como El Camino de los Reyes. La impresionante fortaleza de Kerak o Karak se halla sobre una montaña desde la que se puede ver hasta el Mar Muerto.

Fue originalmente levantada por los cruzados en 1140 por orden de Payen El Mayordomo. Posteriormente, fue el escenario de diversas trifulcas y cambios de poder, entre ellos el famoso Saladino. Desde entonces estuvo bajo el mando musulmán durante sucesivas generaciones.

El castillo de Shobak –o Shawbak– es otro castillo de la época de los cruzados, erigido en 1115 por el noble francés Balduino I de Jerusalén. Está a medio camino entre Karak y Petra, por lo que podéis aprovechar para hacer una parada rápida. Domina el entorno desde lo alto de una colina y, aunque ha tenido tiempos mejores, se puede imaginar la importancia de esta fortaleza.

Todavía se puede contemplar el perímetro amurallado del castillo y algunas de sus construcciones de intramuros.

Mar muerto, visita obligada que hacer en Jordania

El Mar Muerto lo comparten Jordania, Palestina e Israel y es el lago más salado y a más profundidad del mundo. Mide unos 80 kilómetros de largo y un máximo de 16 km de ancho, aunque sus dimensiones se han reducido enormemente las últimas décadas.

Su alta salinidad permite flotar sin necesidad de nadar. Hay que tener mucho cuidado con los ojos, porque si os entra agua, vais a ver las estrellas.

Hay varios hoteles junto al mar Muerto en los que podéis bañaros y tienen también zonas de relax y piscinas de agua dulce. Los servicios de los hoteles rondan los 60 JOD y muchas incluyen buffet libre. La alternativa que utilizan algunos lugareños es bañarse fuera de los hoteles y se quitan la sal con garrafas de agua o en un pequeño riachuelo. Pero esta última opción os advierto que “a priori” está prohibida.

Wadi Mujib, sitio desconocido que ver en Jordania

Los amantes de la emoción y la aventura también encontrarán su lugar en Jordania. La Reserva de Wadi Mujib es un paraje natural de impresionante belleza pese a que todavía es un destino bastante desconocido.

La Reserva se extiende a lo largo de un cañón por el que desciende un río estacional entre montañas calizas de colores rojizos y creando piscinas naturales y pequeñas cataratas.

En una de ellas de 20 metros de altura se puede rapelar, aunque no siempre tiene agua. No se necesita una preparación física especial para realizar el recorrido.

En el centro de Interpretación de Wadi Mujib podéis reservar y contratar la actividad. Solo está abierto desde el 1 de abril al 31 de octubre. También tened en cuenta que si tenéis mala suerte –como yo- y hay tormentas cierran se suspenden las actividades porque puede resultar peligroso.

Wadi Rum, el desierto de Lawrence de Arabia

Si tuviera que hacer una clasificación de los desiertos más bellos que he visto, a buen seguro que el Wadi Rum ocuparía las primeras plazas. No en vano, ha sido el escenario de películas tan conocidas como “Star Wars” o “Lawrence de Arabia”.

Es un desierto al que imaginamos todos, ya que apenas tiene dunas altas. Sin embargo, ofrece al visitante formaciones geológicas de caprichosas formas que han sido moldeadas por el viento a lo largo de los siglos.

Además, el desierto del Wadi Rum es sinónimo de aventuras y exóticos relatos de la cultura jordana. La más conocida es la épica travesía que realizó Lawrence de Arabia en su camino hacia Aqaba.

También se pueden ver inscripciones en piedra de casi 2000 años, realizadas por las antiguas caravanas de camellos. En definitiva, un lugar que promete una experiencia inolvidable. Los campamentos del desierto ofrecen excursiones por el desierto de diferente duración.

Los alucinantes mosaicos de Madaba

La pequeña localidad de Madaba ha sido durante casi 2000 años un gran centro de producción de mosaicos y conserva algunos de gran valor arqueológico e histórico. El más importante es el que se conserva en la iglesia de San Jorge, del siglo V y que representa uno de los mapas más famosos del mundo antiguo. Gracias a él se ha podido constatar qué pueblos habitaban la zona de Israel, Palestina, Jordania y otras zonas del Mediterráneo.

Madaba también cuenta con un museo arqueológico que alberga numerosos mosaicos de toda comarca. Por último, podéis observar otros bonitos mosaicos en la iglesia de los Apóstoles y en la de San Juan Decapitado. En esta última además se puede ascender hasta lo alto del campanario, desde donde hay magníficas vistas de la ciudad.

Reserva natural Dana

Jordania no es solo historia y arqueología y la mejor prueba de ello es la Reserva natural de Dana. Es la mayor reserva natural de Jordania y en sus espectaculares de rocas calizas se pueden ver numerosas especies de fauna local.

El animal más conocido (y esquivo) es el íbice de Nubia, una especie de cabra montesa. Tuve la oportunidad de visitar Dana en mi último viaje a Jordania y desde entonces no paro de recomendárselo a todos los que van a Jordania.

Hay excelentes rutas de montaña con distinto nivel de dificultad. Incluso con las más sencillitas podréis disfrutar de los increíbles paisajes. Lo ideal es alojarse en un hotel de la zona. Os recomiendo el Dana Hotel. Ambiente relajado, con terrazas al aire libre, exquisita comida y personal súper amable. Además ellos mismos os pueden organizar una excursión por la reserva natural.

Aqaba: Playas y buceo entre corales

La mejor manera de acabar un viaje en Jordania es dedicando al menos una jornada a las playas del mar Rojo. Para ello, deberéis dirigiros a la moderna ciudad de Aqaba. A primera vista sorprende por sus anchas avenidas, calles comerciales llenas de tiendas y cafeterías. Pero lo más atractivo de Aqaba, son las playas cercanas, donde tendréis la oportunidad de daros un refrescante chapuzón.

Tanto si hacéis buceo como snorkel, podréis disfrutar de sus ricos fondos marinos, con arrecifes coralinos y peces de todos los colores. También podréis ver un tanque, un avión o un helicóptero bajo el agua, que fueron hundidos para atraer el turismo y crear un pequeño ecosistema marino.

Para ser sincero, las playas públicas no son ninguna maravilla y aunque está permitido el baño en bikini, es probable que atraigáis miradas incómodas. Para evitarlo, os recomiendo alojaros en un hotel con playa privada. El más recomendable es el hotel Mövenpink y podéis reservarlo con descuento en este buscador.

Monte Nebo y Bethany

Jordania cuenta con algunos lugares de gran relevancia en el cristianismo y que aparecen mencionados en el Antiguo Testamento. El más importante de todos es Bethany, que es supuestamente donde fue bautizado Jesús. Este venerado santuario está situado a orillas del río Jordán y compartido por Israel y Jordania.

El lugar resulta curioso, sobre todo cuando se coincide con alguna celebración religiosa. Personalmente, Bethany no me parece una maravilla, pero –junto con el Monte Nebo-puede ser un buen complemento a un día de excursión a Madaba.

A medio camino entre Bethany Y Madaba se halla el Monte Nebo. La importancia de este lugar radica en que fue el lugar desde el cual Moisés señaló la Tierra Prometida. Desde allí se tienen excepcionales vistas de todo el valle del Jordan y el mar Muerto. En el mismo lugar hay un pequeño museo con enormes mosaicos bizantinos.

Amman, la capital de Jordania

La puerta de entrada de Jordania de la mayoría de los viajeros es Amman y aunque un poco caótica, es también una ciudad con interesantes rincones y algunos monumentos romanos relevantes. El más importante es el espectacular teatro romano, ubicado en el mismo corazón de Amman.

Tampoco os podéis perder el Odeón, el Nymphaeum o la Ciudadela, el principal complejo arqueológico de la ciudad.

Y cuando os canséis de las lecciones de historia podéis perderos por el zoco o deambular por Jabal Amman, el barrio más hipster de la capital. También podréis deleitaros con su gastronomía y adentraros en el exotismo árabe con una velada en el Jafra Café.

Azraq y los castillos del desierto

Además de los castillos mencionados anteriormente, en Jordania podéis ver otras fortalezas milenarias. Los más antiguos se remontan a la época de los omeyas, en el siglo VII. Se pueden visitar los castillos más importantes en una excursión privada en un solo día desde Amman o desde Madaba.

Cumplieron las funciones defensivas y de aprovisionamiento de las caravanas de camellos y de los peregrinos que se dirigían hacia la Meca.

El más importante es el castillo de Qasr Amra, declarado Patrimonio de la Humanidad por los magníficos frescos que decoran sus paredes. Otro con gran relevancia histórica es el de Qasr Azraq, levantado originalmente por los romanos, aunque la estructura actual es del siglo XIII.  

Fue utilizado como cuartel general por Lawrence de Arabia en su lucha contra los turcos. Otro castillos recomendables son los de  Qars Kharana y Qasr Al-Hallbat.