Qué ver en Saint Malo, la ciudad de los corsarios
Saint-Malo posee una historia con olor a salitre, sabor a ron añejo, aventuras trasnochadas y empedradas calles iluminadas por los sables. Y es que durante los siglos XVI y XVII fue el principal puerto de los más famosos corsarios franceses, como Duguay-Trouin o Surcouf. Estos aguerridos marineros se dedicaron a asaltar buques mercantes con el beneplácito del rey de Francia. Pero además de estas fascinantes historias, hay mucho que ver en Saint-Malo.
Esta amurallada ciudad posee un importante patrimonio que hace que sus habitantes se muestren orgullosos de su ciudad, que parecen haber heredado el carácter indómito de aquellos corsarios. No en vano, la divisa de Saint-Malo tiene una frase que dice: “ni francés, ni bretón”, ¡malvino soy!, que así se denominan sus habitantes. Os invito a descubrir conmigo los tesoros de Saint-Malo.
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🏠Dónde alojarse en Saint Malo
No perdáis la oportunidad de disfrutar de una noche en esta bella localidad. Os dejo el alojamiento que elegimos nosotros, con excelente relación calidad-precio:
Hotel des Abers. Situado en la mejor zona de Saint-Malo y con un precio bastante razonable. Hay parkings públicos en las inmediaciones y de 19:00-9:00 son gratuitos. Reserva al mejor precio AQUÍ.
Mapa de los lugares que ver en Saint-Malo
Para facilitaros la visita, os dejo un mapa con los lugares de interés de Saint-Malo.
🏆12 IMPRESCINDIBLES que ver en Saint-Malo
Saint-Malo es una de las ciudades más bonitas de Bretaña, con playas, animadas callejuelas y un recinto amurallado con imponentes torres defensivas. Podéis ver los principales lugares de interés de Saint-Malo en una sola jornada, pero indudablemente disfrutaréis más de todos sus encantos si pasáis al menos una noche.
Además, para organizar mejor vuestra visita a Saint Malo tened en cuenta que a algunos de los lugares de interés solo se pueden acceder con marea baja.
Pasear por las imponentes murallas
Saint-Malo posee un impresionante sistema defensivo que empezó a construirse en el siglo XII, pero se fue ampliando durante los siglos posteriores. Pasear por las murallas es la mejor manera de ubicarse y retroceder hasta los tiempos de los corsarios. De hecho, podéis sacaros una foto con el mismísimo Surcouf, el rey de los corsarios, que cuenta con una estatua junto a la torre Bidouane.
Esta última es una de las más imponentes y mejor conservadas de Saint-Malo, pero no la única. A lo largo de sus casi dos kilómetros de largo os iréis encontrando con varios bastiones y torres defensivas. Además, desde arriba de sus murallas hay excelentes vistas de otros lugares emblemáticos y las playas de Saint-Malo.
Faro Mole des Noires
Una de las imágenes más típicas de Saint-Malo es la del faro de Mole des Noires, situado al final del rompeolas que protege el puerto de la ciudad. Se puede apreciar desde arriba de las murallas, pero os recomiendo daros un paseo hasta el final de la dársena.
Playas de Saint-Malo
La costa de Bretaña es una zona habitual de veraneantes, atraídos por la belleza de sus paisajes y sus playas. Saint-Malo cuenta con varios atractivos arenales en sus inmediaciones. El mayor de todos es la playa de Sillon, aunque un poco alejado del centro histórico.
Pero junto a las murallas se halla la playa de Bon Secours, con buenas vistas de la ciudad y la isla de Bé. Con marea alta no hay mucho espacio, pero cuando baja la marea se convierte en una playa muy grande e incluso se forma una piscina natural.
Recorrer el casco antiguo
El centro histórico de Saint-Malo fue casi totalmente reconstruido tras la Segunda Guerra Mundial. Y es que, bajo el amparo de sus murallas, se pertrecharon soldados alemanes y solo lograron liberar la ciudad con continuos bombardeos que destruyeron el 70% de los edificios.
Sin embargo, han logrado recuperar la belleza de sus calles, con rincones realmente bellos y bulliciosas calles plagados de cafeterías, terrazas y tiendas de todo tipo. De hecho, es probablemente la ciudad más animada de Bretaña. En definitiva, un casco histórico ideal para pasear entre sus bellos edificios y disfrutar en una terraza.
Cruzar por la puerta de Saint Vicent
El casco antiguo de Saint-Malo tiene 6 puertas de acceso, pero hay dos que llaman realmente la atención por sus dimensiones. Una de ellas es La Porte de Saint Vicent. Es la imponente puerta que da acceso al puerto deportivo. Está decorada con dos gigantescos escudos de Bretaña y de la propia ciudad de Saint-Malo.
Pasar por la Grand Porte
Al igual que la puerta de Saint Vicent aguantó estoicamente el intenso bombardeo de la Segunda Guerra Mundial. Tampoco es de extrañar por su tamaño descomunal. Aunque hoy en día pasa más desapercibida por su ubicación lateral, antiguamente era la puerta principal de la ciudad.
Catedral de San Vicente
La catedral gótica de Saint Vicent –o San Vicente– ha regentado la vida de los lugareños desde el corazón del casco antiguo desde el siglo XII. Posteriormente, se realizaron numerosas reformas y ampliaciones hasta el siglo XVII.
Sin embargo, debido a los daños ocasionados en la Segunda Guerra Mundial, la mayor parte del edificio fue restaurado y hasta 1978 no fue abierto al público de nuevo.
Castillo de Saint-Malo
Esta enorme fortaleza fue erigida entre los siglos XV y XVIII por los duques de Bretaña para protegerse de las constantes revueltas que había en la ciudad. Una de las torres principales es la conocida como Quic-en-Grogne, donde la duquesa mandó poner una amenazante inscripción: “Quien gime será porque es mi deseo”. Hoy en día alberga el ayuntamiento y el Museo de Historia de Saint Malo.
Isla de Grand Be
Esta pequeña isla frente a Saint-Malo está dominada por un antiguo fuerte defensivo. Allí mismo, mirando al mar, está también enterrado el famoso poeta François-René de Chateaubriand, precursor del romanticismo francés.
El acceso a la isla es a través de una pasarela de hormigón solamente con la marea baja. Por lo tanto, hay que verificar antes las mareas y añadir 1,5 h antes y después. De esta manera tendremos unas 3 horas para poder visitar la isla.
Fuerte Nacional
Al igual que la isla de Grand Be, el fuerte Nacional solo es accesible con marea baja. Fue levantado en 1689 sobre el islote de Islet para proteger aún más la ciudad de los constantes ataques de los propios ciudadanos bretones.
Es de titularidad privada y abre en los periodos vacacionales y en verano. Si tenéis alguna duda, solo hay que mirar si la bandera está izada para saber si está abierto al público. Durante la ocupación alemana en la Segunda Guerra Mundial, el fuerte fue utilizado como presidio.
Visitar la fragata corsaria “Etoile du Roy”
Este barco anclado en el puerto deportivo de Saint Malo es una fiel reproducción de un barco corsario de la época. Fue realizada para una película tomando de referencia una fragata inglesa de 1745. Mide 47 metros de eslora y tenía capacidad para 240 personas.
A pesar de no ser original, resulta interesante y si vais con niños seguramente se quedarán prendado de él. Se puede visitar también por dentro por el precio de 6€ (niños 3€).
Saint Servan y la Torre Solidor
Si todavía tenéis tiempo y ganas, os recomiendo acercaros hasta el barrio de Saint Servan, situado a 1,5 km del centro histórico de Saint Malo y que alberga las ruinas de un antiguo asentamiento romano. Además, se puede visitar el memorial 39-45 -dedicado a la Segunda Guerra Mundial- y el fuerte de Aleth, construido en el siglo XVIII y que sirvió de defensa a las tropas alemanas.
Por último, no os perdáis la antigua torre de Solidor. En realidad se trata de tres torres intercomunicadas y que fueron levantadas en el siglo XIV para proteger la bahía de Saint Malo. Hoy en día es un museo con objetos, mapas y diversos enseres marinos.