El conocido como “Techo del mundo” es uno de los lugares más míticos y espirituales del mundo. Ha sido fuente de inspiración para muchos intrépidos aventureros, atraídos por la belleza de sus montañas y su cultura milenaria. Y no es raro, ya que hay mucho qué ver en Tíbet. Cuando uno ve las maravillas naturales que atesora Tíbet, entiende un poco mejor el carácter indómito de sus ciudadanos.
A pesar del genocidio cultural que sufre desde la ocupación china en 1959, Tíbet todavía conserva su esencia, preservada por el tesón de un pueblo aguerrido y acostumbrado a superar las adversidades. Os vamos a contar 20 lugares alucinantes que ver en Tíbet. No serán los únicos, ya que cada día nos sorprendía con nuevas sorpresas, pero puede ser un buen punto de partida para organizar un viaje a Tíbet.
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🏆20 lugares alucinantes que ver en Tíbet
Palacio Potala
No podía empezar esta lista de lugares que ver en Tíbet que mencionando la antigua residencia de los lamas, los monjes budistas tibetanos. Este impresionante complejo religioso fue declarado Patrimonio de la Humanidad en 1994. Fue la antigua residencia del Dalai Lama, la máxima autoridad espiritual de Tíbet, hasta que tuvo que huir en la década de 1959 ante la amenaza de la ocupación y consecuente genocidio chino.
Lamentablemente, desde entonces el Dalai Lama vive en Dharamsala (India), desde donde sigue reivindicando estoicamente la libertad de Tíbet y difundiendo su mensaje de paz y fraternidad.
Así pues, el Potala podríamos decir que sería el equivalente al Vaticano en el budismo tibetano. Al igual que el 95% de los edificios religiosos de Tíbet, fue saqueado por el ejército chino, pero al menos fue uno de los pocos monasterios que no fueron reducidos a escombros y cenizas. Actualmente allí viven unos pocos monjes que se dedican a custodiar el palacio. Impresionan las dimensiones del complejo de 16 pisos de altura, más de 1000 habitaciones y nada menos que 10.000 altares.
El palacio Potala es objeto de culto y orgullo nacional. Tanto es así que aparece en el billete de 50 Yuans. La visita es guiada y con un exigente protocolo de seguridad. Pese a las restricciones gubernamentales y el expolio al que se vio sometido, todavía impresiona enormemente tanto de día como de noche, cuando se ilumina el edificio, creando un recuerdo imborrable.
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Templo Jokhang
Es el templo más importante de Lhasa y también el más venerado de todos. Conjuntamente con el palacio Potala y Norbulingka está declarado Patrimonio de la Humanidad. Se halla en el mismo corazón de la ciudad y rodeado de un amplio dispositivo de seguridad.
De hecho, para acceder a la plaza donde se ubica hay que pasar controles policiales por cualquiera de los accesos. Esto no desanima a los devotos feligreses, que no renuncian a realizar a todas horas su famosa “kora”. Se trata de un camino de peregrinación alrededor del templo mientras recitan incesantemente los mantras tibetanos.
La mejor hora para ver el continuo desfilar de los peregrinos es a primera hora del día o al anochecer. Por la tarde se puede ver en el patio interior de la planta baja a los monjes en sus continuas discusiones.
Norbulingka
Este antiguo palacio de Lhasa fue la residencia de verano de los lamas desde 1755 hasta la ocupación del país por parte del ejército chino en 1759. Los sucesivos lamas que residieron allí fueron construyeron nuevos pabellones y ampliando el complejo. El último pabellón lo construyó el actual Dalai Lama entre 1954 y 1956.
Su nombre significa “Parque del Tesoro” en idioma tibetano y no puede definir mejor el palacio, ya que contiene templos, antiguas dependencias de los lamas y estanques, constituyendo el mayor jardín de Tíbet. En la actualidad se utiliza ocasionalmente para representar obras de teatro, danzas y otros espectáculos.
Templo Drepung
Este monasterio, situado a unos 6 kilómetros a las afueras de Lhasa, es uno de los más importantes de la escuela de los gorros amarillos, conocida como Gelug. Antes de la ocupación china allí vivían 10.000 monjes, pero ahora el monasterio está habitado por tan solo 500 monjes.
Fue fundado en 1416 y posteriormente se fue ampliando a medida que fue creciendo la demanda para acoger a todos los monjes. Desafortunadamente, el ejército chino saqueó y destruyó gran parte del complejo, pero todavía se conservan algunos edificios del primer período. Se estima que más de la mitad del monasterio está reconstruido.
Monasterio de Gandeng
Es otro de los tres grandes monasterios de la escuela de Gelug, junto con el de Drepung y el de Sera. Tanto por su ubicación -en lo alto de las montañas-, como por sus dimensiones, nos pareció el monasterio más espectacular que vimos en Tíbet.
Fue fundado en 1409 y se estima que pudo tener albergar casi 5000 monjes. En 1959 el ejército chino saqueó el monasterio y posteriormente lo redujo a cenizas, utiliza dinamita.
A partir de las década de 1980, el monasterio fue poco a poco reconstruyéndose y actualmente tiene otra vez un gran número de templos. Allí viven unos 200 monjes bajo la lupa del gobierno chino, que ha reprimido con dureza todo tipo de protesta.
Kora del Monasterio Gandeng
Como ya hemos comentado antes, las koras son caminos sagrados de peregrinación alrededor de algunos templos importantes. En el caso de Drepung es un sendero a través de la montaña con unas vistas alucinantes de algunas cumbres del Himalaya y los meandros del río Lhasa a su paso por el valle.
No os lo perdáis, ya que muchos operadores no lo incluyen para ahorrarse tiempo de la visita a Gandeng. En vuestro camino os encontraréis a algunos tibetanos recitando mantras. También os encontraréis con los típicos yaks pastando por los prados.
Monasterio de Sera
Es el otro gran complejo religioso que completa la trilogía de los grandes monasterios. Fue construido en 1419 y albergaba unos 6000 monjes. Al igual que los anteriores fue destruido casi completamente y posteriormente reconstruido. Actualmente viven unos 500 monjes que podéis ver discutiendo sobre filosofía o teología.
Resulta curioso, ya que a la vez que charlan a gritos, dan palmadas para representar que adquieren el conocimiento de su contertulio. Son apasionadas conversaciones realizadas por parejas y en los que se turnan para hacer preguntas y respuestas. Dentro del templo, como en muchos otros, no se pueden realizar fotografías.
Lago Yamdrok
En el budismo tibetano creen en el carácter sagrado de las montañas y algunos lagos. Uno de ellos es el Lago Yamdrok, uno de los más grandes de Tíbet. El paisaje posee una belleza hipnótica, rodeado de altas cumbres y con aguas de color esmeralda. Allí, al igual que en otros lagos y ríos realizan ceremonias religiosas.
Una de ellas son los funerales. Cuando mueren, la familia decide qué hacer con los restos del difunto. Tienen tres opciones: incinerarlo, despiezarlo y echar sus restos a los buitres o echarlo a un río para que sea devorado por los peces. Unas prácticas un tanto excéntricas a ojos de nuestra civilización pero que conecta con la reencarnación budista.
Glaciar Nojin Kang tsang
A medio camino entre Lhasa y Shigatse, nos encontramos con el pico Nojin Kasng Tsang, la montaña más alta de la cordillera de Nagoi Khangri, con 7190 metros. El inmenso glaciar y la pared de la montaña nos recuerda lo insignificantes que somos.
Hay un estrecho camino que conduce hasta la parte baja del glaciar y que se puede recorrer fácilmente. Eso sí, hay que recordar que la altitud hace que cueste más respirar, así que conviene tomárselo con tranquilidad.
Glaciar Karo La
A poca distancia del glaciar Nojin Kang Tsang se halla este otro imponente glaciar, ubicado a 5560 metros de altitud. Se trata del glaciar de Tíbet de menor altitud, pero ocupa una enorme extensión. Como otras montañas sagradas, en la base hay un pequeño templo con una estupa blanca.
También, hay una serie de pasarelas para pasear por las praderas o subir un poco más por la ladera de la montaña y obtener otra perspectiva. Hace 20 años el glaciar llegaba hasta la carretera pero actualmente ha retrocedido mucho.
Embalse de Manla
Este lago artificial se considera el primer pantano de todo Tíbet. El hecho de que no sea un paraje de origen natural no le resta un ápice de su belleza. El color esmeralda de las aguas contrasta con las yermas montañas de alrededor. La única pena es que, como en tantos otros lugares de Tibet, ni la temperatura (ni seguramente las autoridades chinas) nos permitió darnos un chapuzón.
Monasterio de Palcho
Es el principal monasterio de Gyantse y uno de los más importantes de Tíbet. Se empezó a construir a principios del siglo XIV, coincidiendo con el auge y expansión del budismo tibetano. El edificio más importante del complejo es el templo Tsuklakhang, con una decoración interior impresionante y antiguos libros tibetanos.
También debemos reseñar el famoso Kumbum, una estructura piramidal típica tibetana de varios pisos que contiene 76 capillas alrededor. Representa los diferentes niveles de conocimiento y el camino para alcanzar el Nirvana. Actualmente viven en el monasterio unos 70 monjes. Piden dinero por sacar fotos pero si os hacéis los sordos, podéis pasar con la cámara o el móvil.
Fuerte de Gyantse (Gyantse Dzong)
Esta imponente fortaleza es probablemente la mejor conservada de Tíbet. Domina la ciudad de Gyantse desde estratégica ubicación, en lo alto de la montaña. Según los historiadores, la fortaleza original se levantó en el siglo IX, aunque las murallas actuales que rodean todo el perímetro de la montaña son del siglo XIII.
Durante la ocupación británica de 1904, aquí se produjo una de las más encarnizadas batallas. Pese a la férrea defensa por parte tibetana, al final los británicos tomaron el fuerte y, consecuentemente, la ciudad. Actualmente están reconstruyéndolo para poder visitarlo por dentro.
Monasterio de Tashilhunpo
Este majestuoso monasterio está en Shigatse, la segunda ciudad más grande de Tibet. Fue construido en 1447 y ha superado diversos conflictos bélicos. Los más importantes en el siglo XVIII y tras la conquista de China, que arrasó dos tercios de todos los edificios. Hasta aquella época residían en el complejo unos 4000 monjes.
Es uno de los templos más importantes de Tibet y fue la residencia oficial del Panchen Lama, la segunda autoridad de Tibet. Actualmente los templos y demás construcciones están completamente restaurados. En los alrededores hay un pequeño mercado de productos destinados a ofrendas y otro mercado más tradicional con mercancía de todo tipo.
Linkor de Tashilhunpo
Debido a la relevancia del monasterio de Tashilhunpo, atrae a muchos devotos tibetanos y la mayoría de ellos realiza el famoso linkor. Se trata de un camino sagrado o kora alrededor del monasterio, por la montaña que está en la parte trasera. Es un lugar auténtico para poder ver desfilar a los feligreses, mientras recitan sus mantras y hacen rodar las ruedas de las plegarias. Por la montaña sagrada también podéis ver coloridos grabados y los típicos banderines tibetanos.
Fuerte de Shigatse (Pequeño Potala)
Esta fortificación conocida como Shigatse Dzong se alza en lo alto de una colina a las afueras de Shigatse. Fue erigido en el siglo XVII, siguiendo el estilo del Palacio Potala, pero a una menor escala. Fue completamente destruido por el ejército chino y reconstruido en el mismo lugar en 2006 utilizando fotografías antiguas. Actualmente alberga un museo de la cultura tibetana.
Monasterio de Sakya
Es la sede de la escuela de Sakya, una de las principales del budismo tibetano. Es un complejo atípico tanto por su ubicación como por su estructura. Y es que, se halla en un minúsculo pueblo en la carretera que conduce al Everest y donde tuvimos ocasión de hablar con los lugareños. Además, a diferencia de otros monasterios, fue construido con fines defensivos en el siglo XIII, antes de la expansión del budismo tibetano.
Por eso conserva unos robustos muros defensivos de más de 5 metros de alto y algunas atalayas. La decoración interior es realmente fastuosa y pese a la devastación del ejército chino, pudo conservar milagrosamente su espectacular biblioteca. Allí, en el año 2003, tras un muro del monasterio encontraron 84.000 rollos budistas sobre religión, filosofía, astronomía y otras áreas. Eso sí, como saquéis una fotografía de los libros, os arriesgáis a una multa morrocotuda.
Convento de Sakya
Una cosa que nos sorprendió de los monasterios es que la mayoría de monjes se mostraban recelosos y esquivos a las fotografías. Sin embargo, en los dos monasterios de monjas que encontramos fueron sumamente simpáticas y cercanas con nosotros. Además permiten sacar todas las fotografías que se quieran. El de Sakya se encuentra al otro lado del pueblo y separado por el río.
Recibe muchos menos visitantes y están encantadas de compartir sonrisas y sacarse fotos con los pocos que acuden a su recinto. Además, a las 14:00 aproximadamente realizan una ceremonia con cánticos que fue uno de los grandes momentos de nuestro viaje.
Campo Base (EBC)
Difícilmente se puede explicar con palabras la emoción que se siente al ver con tus propios ojos la cumbre del Everest. El llamado campo base del Everest está situado a 5300 metros. En realidad es un campamento, donde hay también algunos barracones con camas y desde donde se contempla el Everest, si el tiempo lo permite. Nosotros solo pudimos verlo escasos minutos y no completamente debido a la climatología adversa. Aun así, fue suficiente para encogernos el corazón y dejarnos un recuerdo increíble.
La carretera al Everest ha sido recientemente asfaltada y de camino hay un mirador desde el que se pueden ver algunas de las cumbres más importantes del Himalaya, como el propio Everest, el Choyu y el Lotse.
Mirador del Shisha Pangma
Otra de las imágenes que nos dejó marcados fue cuando paramos a ver el Shisha Pangma, de 8013 m de altura. Se halla en un punto de la carretera, cerca de New Tigrin. Frente a nosotros teníamos otras de las mayores cumbres del planeta. Picos de más de 8000 metros entre los que sobresalía el Shisha Pangma. Fue otro de los paisajes más brutales que vimos en el viaje.