Resumen año viajero 2017

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Llega el final del año y toca hacer balance de los viajes realizados durante 2017. Ha sido uno de los años más viajeros de mi vida. Viendo las cifras realmente casi no doy crédito: 4 continentes, 11 países, más de 30 vuelos, 4 volcanes ascendidos y cientos de anécdotas.

Además es el año en que me decidí a crear el blog y solo tengo palabras de agradecimiento a todos aquellos que me seguís y compartís algunas de mis publicaciones. Ha sido para mí un gran descubrimiento, ya que gracias al blog y twitter he podido conocer gente maravillosa y algunos de ellos en persona. Solo espero que el 2018 me traiga viajes tan molones y pueda conocer en persona a muchos de vosotros con los que ya he cruzado mensajes, bromas, anécdotas e información sobre viajes. Estos son los viajes que realicé durante el 2017.

 

Enero: Guatemala y Honduras

El año pasado decidimos pasar las Navidades en Latinoamérica, más concretamente en Guatemala y Honduras. Me recibió el año con Tikal, segunda vez que iba pero no menos maravillado ante ese sublime yacimiento maya. Fue un destino que nos dejó un recuerdo imborrable, con multitud de experiencias, como subir al volcán Pacaya, hacer tirolinas o bañarnos en el Caribe Guatemalteco. Honduras fue casi de pasada, para visitar el yacimiento maya de Copán. Es una visita imprescindible para poder ver los fabulosos grabados mayas.

 

 

Febrero: Perugia y Barcelona

Aprovechando la semana de carnaval hice una escapada a Perugia, una ciudad ignorada pero muy interesante. Desde allí me acerqué a visitar el pueblo medieval de Asís, de donde era San Francisco de Asís. El monasterio es impresionante pero lo que más me sorprendió fue el casco antiguo. Hay incluso un templo romano del siglo I. En definitiva, una visita muy recomendable que se puede realizar en una excursión de un día desde Roma.

Desde allí volé directamente a Barcelona, una ciudad que me encanta y donde tengo muy buenos amigos. Así que, aprovechando la temporada de los calçots, fui a pasar el fin de semana a Barcelona. Allí estuve con amigos conocidos en viajes y compartiendo risas y anécdotas de abuelito cebolleta.

 

Marzo: Francia

En Semana Santa fuimos a Francia, más concretamente a Toulousse. Visitamos la ciudad e hicimos una excursión a Carcassone, otra ciudad que ya conocía pero Sandra no. Yo encantado porque es un lugar al que volvería una y mil veces. Me fascina el entramado de calles empedradas y el sistema defensivo con sus torres sacadas de cuento.

 

También aprovechamos visitar Albí, la ciudad natal de Toulousse-Lautrec. Una pequeña villa con un casco medieval interesante y una catedral de dimensiones titánicas. Por supuesto, no nos perdimos el fabuloso museo del genial pintor francés. Ya de vuelta a Bilbao, paramos a visitar la Feria del Jamón de Baiona. Es una cita anual que se celebra siempre en Semana Santa y reúne a productores de cerdo y paté. Las calles de la ciudad se convierten en una auténtica fiesta con riadas de gente y orquestas por doquier.

 

Abril: Andalucia

A finales de abril fuimos buscando el calor. Reservamos unos días para disfrutar de la Feria de Abril. No la conocíamos y nos apetecía desmelenarnos un poco. Nos lo pasamos de muerte y, de paso, aprovechamos a visitar algunos de las joyas de la capital hispalense.

Desde allí fuimos a Antequera, otra ciudad que nos sorprendió muchísimo.  Posee una alcazaba super bien conservada, primitivos dólmenes y el impresionante Parque Natural de El Torcal.

 

 

Mayo: Caminito del Rey

El día 1 de mayo estábamos visitando El Caminito del Rey, en Málaga. Desde que se rehabilitó todo el trazado le habíamos echado el ojo y no nos decepcionó. Nos lo pasamos como niños recorriendo los escarpados senderos a lo largo del Desfiladero de los Gaitanes.

 

 

Junio: Picos de Europa 

Hicimos una escapada a Picos de Europa. Tuvimos una suerte increíble y Potes nos recibió con un tiemplo absolutamente veraniego. Recorrimos todos los recovecos de la villa, fuimos al monasterio de Santo Toribio de Liébana a ver el Lignum Crucis y nos metimos un cocido lebaniego que quitaba el sentido.

Otro día aprovechamos para ir a Fuente Dé para hacer un poco de trekking. Subimos en el teleférico y bajamos andando en una preciosa caminata de unas 4 horas.

 

Julio: Atenas-Rumania-Bulgaria-Madrid-Valencia

Julio fue un mes muy ajetreado y cargado de destinos. Desde hace mucho tiempo tenía una cita deuda pendiente con la cuna de la democracia. Estuve 3 días en Atenas y, pese a que algunos la critican, yo no pude disfrutar más. Creo que me pasé los tres días sin pestañear.

 

Desde allí volé a Rumania. Empecé tomando el pulso a Bucarest para ir luego a destinos más tranquilos y más apetecibles. Visité Sinaia y formidable Castillo de Pêles para ir después a Brasov, la ciudad que más me gusto de Rumania.

Me acerqué a ver el falso castillo de Drácula y después pasé unos días por Sighisoara y Cluj-Napoca . Las dos, cada una en su estilo me encantaron. Cluj Napoca fue un descubrimiento ya que está infravalorada en la Lonely Planet.

 

Volé a Madrid para pasar un par de días y fuimos a pasar el fin de semana a Valencia. No la conocía y literalmente aluciné con la Ciudad del Arte y de las Ciencias. Me recordó a algunas zonas futuristas de Singapur. No podíamos irnos de Valencia sin meternos una buena paella junto a la playa y pasear por su espectacular casco antiguo. Amenazo con volver.

 

Agosto: Indonesia

Ese mes trabajé de guía en Indonesia, donde tuve un grupo inmejorable. Ya conocía el país pero me tiene enamorado, así que cuando me lo ofrecieron no me lo pensó dos veces. Vimos orangutanes en la selva de Borneo, ascendimos los volcanes Bromo e Ijen, vivimos aventuras en la selva de Sukamade, donde vimos desovar tortugas y tuvimos la oportunidad de liberar algunas en el mar. Además, como no, fuimos a Bali, la isla de los dioses. Siempre es una maravilla disfrutar de sus templos, hacer compritas y degustar su exquisita gastronomía.

 

La última parada fue la isla de Sulawesi, donde viven los Toraja, un pueblo con tradiciones ancestrales, como los arboles-niños y los funerales donde se pueden sacrificar cientos de animales. Además aprovechamos para hacer trekking por las montañas de Sulawesi y aunque no tuvimos el mejor clima, hicimos un descenso en  rafting. En definitiva, un precioso viaje en la mejor compañía.

 

Septiembre: Faro del Salto del Caballo

Fue un mes de descanso y planificar los siguientes viajes. De vez en cuando el cuerpo necesita parar y coger fuerzas. Aún así, aprovechamos para hacer una escapada a Cantabria para hacer un trekking alrededor del faro del Salto del Caballo en Santoña.

 

Octubre: Etiopía

En ese mes realizamos el viajazo del año. Tenía ganas de volver a África y lo hicimos por la puerta grande. Somos unos apasionados de los volcanes y nuestra principal motivación era poder ver de cerca un volcán en actividad. El Erta Ale dejó en nuestras retinas las mejores imágenes que recuerdo haber visto en la naturaleza. Una auténtica aventura que bien mereció el esfuerzo. El Desierto del Danakil fue también otra maravilla que pudimos ver en el mismo tour. Recomiendo a todos poder disfrutar de esas dos maravillas.

 

El resto del viaje no fue para menos. Lalibela, la “Petra de África”, con sus iglesias monolíticas centenarias. De allí me traje un recuerdo indeleble, ya que me hice una brecha y tuve que pasar brevemente por el hospital. En Gondar vimos majestuosos castillos medievales y fuimos al PN de las Montañas Simien. Bahir Dar nos entusiasmó con sus iglesias en las islas del lago Tana y desde allí fuimos a ver la Catarata del Nilo Azul.

 

 

Las tribus del valle del Omo nos cautivaron por completo. Es cierto que en las tribus piden dinero por las fotos, pero también es cierto que siguen viviendo de manera primitiva y nos dieron la oportunidad de conocerlos. Y digo bien, conocerlos. Y es que, muchas veces nos olvidábamos de la cámara para disfrutar jugando con los niños, charlando, compartiendo comida nuestra y la de ellos en sus chozas. Probamos todo lo que nos ofrecieron y lo volvería a hacer. Por momento ellos también dejaron de tratarnos como turistas y compartimos risas y abrazos, muchos abrazos. Para interaccionar con ellos llevamos gafas de sol para los niños y regalamos camisetas.

 

 

Diciembre: Italia y San Miguel de Azores

Escapamos unos días a Venecia para ver la ciudad más tranquila, aunque también más fría. Al haber menos gente pudimos tomar vinos y charlar con los lugareños de manera distendida. Además tuvimos un día soleado en Burano y Murano con pocos turistas. No se puede pedir más.

También fuimos a Verona, otro descubrimiento. La Arena, el formidable anfiteatro de la ciudad y cuarto más grande de la época imperial nos dejó literalmente boquiabiertos. Además vimos otro teatro romano y más yacimientos, uno incluso dentro de la tienda de Benetton. Incluso tuvimos la oportunidad de ver una exposición de Botero. Otra ciudad que creo que volveré.

Por último visitamos Padua. Estaban instalados los mercadillos de Navidad y había un ambiente tremendo en las calles a pesar de sus temperaturas gélidas. Lo que más nos fascinó fue la visita a la capilla de Scrovegni, la “Capilla Sixtina” del genial Giotto. El resto de la ciudad también nos encantó, con obras arquitectónicas impresionantes como el Palacio de la Región.

Finalmente, decidimos ir a pasar el fin de año a San Miguel de Azores. Nos apetecía pasar unos días con mejor temperatura y elegimos San Miguel para poder combinar relajación, termas naturales y paseos por las zonas de montaña y los lagos. Hemos quedado absortos ante tanta belleza. Un destino muy asequible, cerca de casa y con unos paisajes verdaderamente espectaculares. Sólo nos ha faltado ver las ballenas. Así que volveremos otra vez en primavera para poder bucear y verlas.

 

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